¿Quién no ha querido tener un trabajo dentro de casa, o en algún lugar que nos permita pasar más tiempo con nuestros hijos?
Yo huyo siempre de la rutina, y de esos trabajos donde tienen a las personas encerradas en una oficina de 4 paredes, esperando que pase hora, tras hora, tras hora... Es mi punto de vista, claro, a algunas personas les puede gustar.
Pero el motivo mayor, por el cual no duré más de un mes en un trabajo así (porque lo he intentado) es mi hija! Quiero estar con ella, jugar con ella, sin que algún horario estricto me limite.
Esa rutina diaria de salir de casa y al cerrar la puerta, sentir que una parte de ti se quedó adentro; y al regresar, sentirte nuevamente completa. Yo no la soporto! Admiro mucho a las madres que lo hacen, la mía tuvo que hacerlo, y ahora entiendo cuánto le costó a ella también dejarme durante varias horas desde muy pequeña.

Hace poco, mi novio y yo, descubrimos por nosotros mismos los beneficios que tiene hacer masajes a nuestra pequeña. Más aún, cuando sin querer, se quedó profundamente dormida. Debo confesar que al comienzo todo fue un juego, pero ahora pide con gestos que le hagan masajes y se relaja mucho con eso.

Profundizando un poco en el tema, descubrí que existen varios tipos de masajes infantiles: Shantala (RN a 6 meses), Relajantes y Terapéuticos.

La primera vez que le hacíamos masajes, y quedó profundamente dormida.

Quiero contarles una experiencia en Starbucks. No es tan personal, ya que la incomodidad no la sentí del todo yo, sino una amiga muy querida y su bebe.

Estabamos en Starbucks de la Av. 28 de julio (Miraflores). Y como a todas nos debe de haber sucedido algunas veces, o muchas, la bebe de mi amiga "se hizo". La acompañe al SS.HH. porque me habia contado que en esa tienda no había cambiadores, y no podia creerlo, era cierto! He ido muchas veces a otros locales con mi hija y jamás me percaté, pero el tan sólo recordar todas las maniobras que tuvimos que hacer para cambiarle de pañal a su pequeña, me da impotencia. 

Siempre estamos pendiente del cuidado de nuestros hijos que, a veces, olvidamos cuidarnos a nosotras mismas. 

La mayoría tomamos posturas inadecuadas, o simplemente no nos preocupamos porque creemos que sólo es por un "ratito". Pero ese "ratito", dura años. Nuestros hijos dependen de nuestro cuidado, y a quién no le gusta engreírlos y mimarlos. Desde que están en el vientre, al darles de lactar, al bañarlos, hasta enseñarles a caminar (y hasta cuando ya aprendieron a hacerlo, hay momentos que los cargamos).

Por ello, hice una lista con esos diferentes momentos que para nosotras son cortos, pero pueden traer ciertas complicaciones en nosotras, con el tiempo.

He escuchado muchas veces decir: "Mi bebé no gatea", "No quiere gatear, solo pararse", "Va a caminar sin necesidad del gateo". Lo peor de estos comentarios es que son los mismos padres lo que restan importancia a esta etapa tan importante que es el GATEO. 

Cada niño tiene un ritmo y una evolución diferente que debemos respetar, no los comparemos. El niño que no ha gateado es porque no se le ha dado oportunidad para ello. Los principales culpables son los andadores, los diferentes juguetes que los mantienen parados cuando aún no es su etapa y la falta de tiempo de nosotros, los padres. Qué nos cuesta jugar en el piso (o en alguna alfombra) y dejar que despierte su instinto de arrastre y luego, el gatear. Lo único que se necesita es: suelo, suelo y más suelo!!